Cocaine {Afiliación Élite}

Nos ubicamos actualmente en Rusia, más concretamente en la etérea ciudad de Moscú. Sí, ése gran lugar que parece salido directamente de un magnífico cuento de hadas, con sus edificios de diversos y llamativos colores que actúan cómo un auténtico imán para los turistas. Aunque por más encantadora que pudiera parecer, muchos de los lugareños afirman que no se debería juzgar a ésta ciudad sólo por las apariencias, dado que en los últimos años se ha transformado en una verdadera y cruel jungla. Por la noche Moscú jamás descansa; exorbitantes fiestas, toneladas de alcohol, drogas y otras sustancias ilícitas que indudablemente crean una metamorfosis en los cuerpos y mente de quiénes las consumen. Ése es el panorama del día a día y de noche tras noche. La delincuencia empieza a emerger a la superficie poco a poco, comenzando desde los más pequeños delitos hasta los que te podrían llevar a un tribunal.

Pero yendo al grano, ¿qué es lo que tanto nos afecta entonces?

Mafia. Dos sílabas, cinco letras, una simple palabra. Aunque no estamos hablando solamente de una palabra, la mafia y quiénes la integran son más que éso; algo que sin duda está cobrando fuerza rápidamente y que busca algo en concreto. Ellos buscan poder. No, no nos referimos a un simple enfrentamiento entre bandos ni mucho menos, todos tienen sus ojos fijos en un dominio mayor; el gubernamental. En anteriores años ya se han planeado diversos ataques contra el gobierno ruso, todos sin éxito aparente pero aun así, la mayoría asegura que ahora la organización de los mafiosos es impecable y que incluso, se están llevando a cabo algunas alianzas inesperadas.

Muchos se preguntarán, ¿qué tiene la mafia que ver con los jóvenes y sus asuntos? La respuesta es simple, amigo mío. Todo. Sencillamente, éstos se encuentran vinculados hasta en los puntos más increíbles e inimaginables. Pero sin duda lo que más destaca es la operación 'captura de información'.

Es bien sabido por todos que los familiares de mandatarios de alto rango y personas integrantes de la élite social no andan con muy buenas compañías últimamente. De éso mismo se aprovecha la mafia. Ellos cuentan con sus llamados señuelos ó Manөks, quiénes tienen la exclusiva tarea de recolectar información clave desde una fuente confiable para así llevarlos a realizar un golpe final exitoso. Pongamos un ejemplo muy claro, ¿qué mejor forma de saber más acerca del gobierno de una nación que vinculándose con los hijos y conocidos íntimos del mismísimo presidente? Así es, para llegar al fondo de algo grande, hay que pensar en grande...

Y vale, ya que no puedo pasarme la vida dándoles información clasificada, será mejor que pasemos a otro tema que también podría interesarnos a todos. Sí, y es que cómo si no fuera poco, pareciera que aquí se vive en un eterno y macabro reality show en dónde tu privacidad jamás estará a salvo.

Una blogger anónima cobra poco a poco una impecable y etérea fama entre la población de Moscú. No importa que edad tengas ó a que clase social pertenezcas, seguramente habrás escuchado a alguien hablar de The Bitch. Ella se encarga de revelar los más íntimos secretos de los habitantes de la ciudad, lleva de boca en boca a sus víctimas del momento y goza de destruir reputaciones con un simple click. Claro, y es que al parecer, crear escándalos es su pasatiempo favorito.

Pero no, no te confundas; éste blog del que hablamos tiene más de un propósito. Porque, ¿qué mejor manera de desviar la atención de lo que se vive en el bajo mundo de Moscú que con una red de cotilleos frescos? Exacto, mientas tú estás probablemente preocupándote de mantener intacta tu reputación ante la sociedad, los negocios sucios siguen transitando rápidamente de aquí para allá.

¿Ya lo ves? Te dije que absolutamente todo está vinculado en éste lugar...

Ahora, puedes ver que de un modo u otro y tomándose en el concepto en que se quiera ver, la regla principal aquí es comer ó ser comido... Así que, ¿serás lo suficientemente valiente cómo para adentrarte en las salvajes calles de Moscú? No preferirás perderte toda la acción, ¿o sí?